2016(e)ko otsailaren 11(a), osteguna

80 AÑOS LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO



16 de FEBRERO: VICTORIA ANTIFASCISTA DEMOCRÁTICA DEL FRENTE POPULAR EN EZKERRALDEA
Los militantes de Ezkerraldea Antifaxista queremos traer al recuerdo el año 1936, punto de inflexión en la memoria antifascista de nuestra comarca. Sin lugar a dudas, han sido muchas las cosas que han cambiado en estos 80 años. Sin embargo, muchas otras permanecen inmutables: una sociedad dividida en clases, negación de los derechos de naciones oprimidas como la nuestra, la ininterrupción del terrorismo que la burguesía ejerce contra la clase obrera (paro, explotación, precariedad,…), los privilegiados grupos oligárquicos y monopolistas siguen concentrando el poder principal del estado capitalista, son muchos y poderosos los partidos políticos y grupúsculos que defienden la  ideología fascista y sus objetivos históricos (independientemente de lo mucho o poco que cuiden su aspecto, imagen y estética), continúan financiando, mejorando y ampliando diariamente todo el aparato represivo del estado (sea el Ejército, la Guardia Civil, la Audiencia Nazi-onal, prisiones, bandas policiales de todo origen y color, servicios secretos y brigadas de información,…), los banqueros expulsan de sus casas a obreros y obreras convertidos en deudores, el Occidente imperialista sigue dando lecciones de democracia a lo largo y ancho del Mundo por medio de bombardeos y destrucción sufridos por los pueblos trabajadores,... sería una tarea infinita continuar citando todas esas realidades que, desgraciadamente, tan conocidas y rutinarias se nos hacen. Este año pretendemos traer a la memoria varios acontecimientos históricos, y entre ellos, como no podía ser de otra manera, hemos escogido el de la victoria electoral lograda por el Frente Popular el 16 de febrero de 1936. En Ezkerraldea, el Frente Popular resultó rotundamente victorioso en Barakaldo, Sestao, Portugalete y Santurtzi, los cuatro pueblos que constituyen nuestro marco de actuación.


Los que hoy día pretendemos seguir dando continuidad a la organización y lucha antifascista de Ezkerraldea tomamos como punto de partida la misma línea, intencionalidad y carácter generales adoptados en su día por el Frente Popular que en febrero de 1936 ganó democráticamente las elecciones. Hoy y aquí, cada vez que se menciona la República es la fecha del 14 de Abril la que resulta visibilizada. El objetivo de esa propaganda realizada con la intención de ocultar el carácter de clase adoptado por cualquier expresión política histórica es muy claro: evitar la discusión y el debate en torno al carácter y contenidos de la República burguesa y la República Popular por medio de una teatralización y simplificación folklórica que no suponga riesgo ideológico alguno para el capitalismo y su clase dominante, la burguesía. Cada vez que nos dicen que el alzamiento fascista de 1936 fue contra la “República” están potenciando una deformación histórica vacía de contenidos. Los historiadores, “expertos” y periodistas a sueldo de la burguesía saben manejar de manera sobresaliente el veneno ideológico de contar solo medias verdades.
Echémosle un vistazo al programa presentado por el Frente Popular en aquellas elecciones del 16 de febrero de 1936 para saber con mayor certeza contra qué se levantaron exactamente los fascistas y llamar la atención sobre la indudable relación que existe entre aquel programa democrático-progresista y la realidad actual.
1-Amnistía
2-Readmisión de todos los obreros despedidos por realizar huelgas o mantener militancia político-sindical.
3-Constitución democrática, separación de poderes, abolición de la legislación represiva e imposición de severas limitaciones al poder militar.
4-Medidas para realizar la reforma agraria y plan para promover la industrialización.
5-Promoción de la construcción de trabajos públicos, carreteras, puertos, servicios cooperativos y viviendas para cumplir con las necesidades estatales y por medio de ello, seguir limitando el desempleo.
6-Plan de reconducción de la política bancaria, promoción de las cajas de ahorro, regulación del crédito e imposición de un sistema fiscal progresivo.
7-Adopción de medidas inmediatas que favorezcan las condiciones morales y materiales de la clase trabajadora. Reimplantación de la legislación social, reorganización de las normativas laborales, imposición del salario mínimo, sobre todo de cara a hacer frente a los salarios de miseria del mundo rural.
8-Implantación de la Educación pública.
9-Continuación del desarrollo de los diferentes procesos autonómicos de los territorios diferenciados.
Por medio de este programa respaldado por los partidos obreros del momento y los movimientos nacionales democráticos o revolucionarios pretendieron abrir una nueva puerta en la historia del estado español: la implantación de unos mínimos derechos democráticos que, junto al establecimiento de una muralla antifascista, podrían permitir al conjunto del pueblo trabajador seguir organizándose en torno a sus propios programas democrático-revolucionarios en condiciones nuevas y más normalizadas. Eso fue, concretamente, lo que pretendieron evitar los grandes oligarcas y todos

los señoritos que permanecían en la era feudal y en unas formas productivas atrasadas y adaptadas a sus intereses junto a unas ramas del ejército y la inestimable ayuda del fascismo internacional. Aterradas, y sin saber si actuar o no, las capas más democráticas de la burguesía, junto a sus expresiones más socialdemócratas y reformistas sirvieron con su actitud dubitativa y ambigua unas condiciones de oro a los fascistas. Las diversas organizaciones y ramas del movimiento antifascista generado entonces (comunistas, abertzales, anarquistas u otros) sostienen distintas valoraciones e interpretaciones sobre lo acontecido a partir de julio de 1936 en el frente republicano y sobre la derrota sufrida. Esta es una de las impresiones compartida por todos ellos: los fascistas ganaron la guerra y gracias a la salvaje represión establecida por ellos en todos los campos de la vida, un grupo de oligarcas se apropió del poder junto a otras ramas semi-feudales de la burguesía por medio del Ejército y las fuerzas represivas, controlando a las masas populares por medio de todo tipo de organizaciones, sindicatos y movimientos fascistas.
Los fascistas que se alzaron contra la República Popular de 1936 y las masas del pueblo trabajador, teniendo de cabecilla a la oligarquía financiera y monopolista, dieron por finalizada la guerra civil en abril de 1939: “Cautivo y desarmado el Ejército Rojo”, dijeron. Es totalmente cierto que desde esta victoria militar, aquella puerta que quisieron abrir nuestros antecesores permanece cerrada con un duro candado defendido por los herederos de los vencedores del 39. También es cierto el hecho de que los intentos realizados a partir de 1939 por destruir el poder de esa oligarquía dominante que se esconde tras la defensa de España no han alcanzado los objetivos propuestos. El Pueblo, la clase obrera, han llevado a cabo multitud de durísimas luchas, y en cada una de ellas ha quedado más que claro cuál es el carácter y la esencia del estado que nos oprime. Seguramente, es muy posible que si los luchadores antifascistas de nuestras generaciones anteriores hubiesen permanecido en silencio, calladas, aceptando como si de un único rebaño se tratasen, entre otras cosas, la explotación y la opresión nacional impuestas por el fascismo español, hoy día viviésemos con la sensación de que aquí todo va como tiene que ir. Pero afortunadamente no ha sido así. Nos sentimos muy orgullosos y orgullosas de traer al recuerdo colectivo y seguir dando continuidad al camino por el que optaron ellos y ellas. Somos porque fueron, serán porque somos. La partida que sigue alargándose 80 años después, no ha terminado aún.

Hasta ahora, en todas las sociedades reconocidas por la Historia desde que se dio la división social del trabajo han existido clases dominantes y clases dominadas, opresoras y oprimidas. Estas últimas han sido las defensoras de las ideas progresistas generales que han mirado al futuro desde la libertad, la igualdad y la solidaridad. Sus defensores, es decir, los protagonistas de las luchas iniciadas para superar la opresión, siempre han iniciado el camino a recorrer para resultar vencedores a pesar de saber perfectamente que habían nacido perdedores. Todos los luchadores nacidos perdedores han mencionado ininterrumpidamente la imperiosa necesidad de hacer frente a las clases dominantes y de destruir los sistemas represivos erigidos para defender sus privilegios. Nosotros y nosotras pensamos exactamente igual.
En el estado español no necesitamos de profundas investigaciones para encontrarnos con el fascismo. Sobre todo, porque todavía no se ha producido ruptura alguna con el régimen establecido de la mano de la victoria militar fascista de 1939. Los intentos llevados a cabo en la segunda mitad de la década de los 70 por todos aquellos y aquellas que llenaban fábricas, centros de estudio y calles con todos los medios que tuvieron a su alcance, fueron para defender lo mismo que en esencia había reunido el Frente Popular en su programa: Amnistía, puestos de trabajo y vivienda dignas, libertades democráticas reales, solidaridad hacia los pueblos del mundo,…la lucha popular obligó a poner en la calle a los luchadores vascos por medio de una ley de punto final que solo trajo la Amnistía para los fascistas, dejando inmutable la situación de opresión y acoso existente. Como no liberaron a todos los presos políticos del Estado, nos vemos obligados a denunciar que no ha transcurrido un solo día sin presos políticos desde 1936. Y la misma existencia de esos presos políticos encarcelados por luchar en favor de las libertades democráticas más elementales, por el derecho de autodeterminación y/o la clase obrera pone de relieve tanto el carácter no democrático y opresor del estado español como su esencia y origen fascista. Tras la ley de “Amnistía” –o punto final- llegó la Constitución monárquica y capitalista pese a ser ampliamente rechazada en Euskal Herria. Esta Constitución constituye todo un código penal intocable redactado y aplicado a la medida de los intereses de la oligarquía dominante que no dejó de amasar fortuna a lo largo del franquismo, y además, es el símbolo principal de la reforma superficial que necesitó hacer el régimen. Esta Constitución se impuso a tiros en la calle y con interminables sesiones de tortura en los cuarteles. Nosotros y nosotras negamos que aquí se haya producido “Transición” alguna. Al concepto de transición le suponemos una acción de paso, es decir, recorrer el trayecto concreto que separa a un punto de otro. Esta es la diferencia más notoria que reconocemos nosotros: aquellos “antifranquistas” que tan tibios se mostraron antes de que se impusiera la Constitución, aceptando la oferta de la oligarquía y sus poderes fácticos, pasaron a convertirse en principales legitimadores del estado que empezó a utilizar las elecciones como medio para disfrazar el fascismo y en gestores de algunos de sus espacios.


Lo ocurrido desde entonces no es más que la crónica negra de un podrido estado que sigue autodenominándose democrático: corrupción, despido libre, salvajadas fascistas de la audiencia nazi-onal, negación de los pueblos oprimidos en nombre de la “España grande y libre” carente de condición nacional objetiva alguna, la más brutal de la explotación y desahucios, la institucionalización de la tortura, el GAL y la Ley de Partidos, medidas de exterminio contra los prisioneros y prisioneras políticos, participación en la OTAN y otras estructuras imperialistas y belicistas, destrucción industrial, normalización sistemática de la impunidad de torturadores, narcotraficantes, grandes proxenetas y grupúsculos nazi-fascistas, privilegios reconocidos a la Iglesia católica y a todas las sectas poderosas reunidas a su sombra así como el carácter intocable que tiene su intromisión en la vida pública,…. En suma, la versión actualizada de todo aquello que se propuso combatir la unidad antifascista lograda en 1936. Y es por ello que nosotros queremos traer a la memoria el Frente Popular, para poder seguir acumulando fuerzas en torno al programa que reivindicamos y poder seguir dándole continuidad a la línea antifascista combativa que hacemos nuestra.


Nosotros y nosotras nos situamos en el antifascismo combativo, campo imprescindible de la lucha política de la clase obrera y, además de rememorar la República del Frente Popular, a la cual consideramos como herramienta que pudo ayudar a hacer realidad las necesidades y objetivos políticos de los trabajadores y trabajadoras en ese largo camino, este febrero de 2016 queremos reivindicar la constante permanencia de la lucha antifascista a lo largo de estas ocho décadas. La fuerza de la resistencia antifascista combativa transmitida de generación en generación en toda Euskal Herria y en nuestra Ezkerraldea gracias a todos los hombres y mujeres de la clase obrera que han luchado en favor de la democracia popular.

POR LA VÍA DE LA ORGANIZACIÓN ANTIFASCISTA, 80 AÑOS DESPUÉS, EZKERRALDEA NO SE RINDE





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